Segovia, cuya ciudad vieja y acueducto romano son Patrimonio de la Humanidad, se encuentra situada en una elevación del terreno, entre los cauces de los ríos Eresma y Clamores. Además del famoso Acueducto, multitud de iglesias románicas, Catedral y Alcázar componen un majestuoso paisaje que domina estas tierras castellanas. Su moderno Parador de Turismo es uno de los mejores lugares donde el viajero puede degustar el plato más típico de la ciudad: el cochinillo al horno. Asimismo, Segovia es un excelente punto de partida para recorrer la provincia y acercarse al palacio de La Granja o al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, entre otras opciones.
Tras ser un emporio militar bajo el Imperio romano, Segovia vive su época de esplendor durante la Edad Media, al convertirse en lugar de residencia de la corte de los Trastámara y ser un importante centro de actividad ganadera y textil. A este periodo se debe la construcción de un elevado número de edificios románicos, riqueza patrimonial que aún se conserva.La puerta de entrada al casco histórico de Segovia es el Acueducto romano, en la plaza del Azoguejo. Esta joya de ingeniería, construida bajo la Roma imperial (s. I), transportaba agua a la ciudad alta desde 15 kilómetros de distancia. Sus 163 arcos y sus 29 metros de altura, en su punto más alto, se sustentan gracias a sillares de piedra de la Sierra de Guadarrama sin argamasa, plomo o mortero.